El pasado sábado visitaron la bodega a las 11 de la mañana un grupo de 10 personas, que mostraron un especial interés por la elaboración del txakolí y por la cata.
A la 13,10 un grupo de excepción acudieron a Gure Ahaleginak motivados por la tierra, y sus caldos. El grupo era capitaneado por Joseba, mi compañero de Instituto que poco a poco se va recuperando de una delicada enfermedad.
Conocía a todos menos a su cuñado, porque hace muchos años viví en Amurrio, y las caras no se me hacían extrañas. Sobrinos, cuñados, amigos, y niños vivieron en vivo y en directo lo que conlleva una bodega.
La verdad es que pasé un rato muy agradable, y a pesar de que Joseba no cató el txakolí, el tiempo irá pasando y cuando lo pueda hacer, volverá. No obstante me saqué una foto brindando por todos nosotros y por su pronto restablecimiento.
Gracias en nombre de mi hijo Arkaitz y en el mio propio por la carta tan bonita que me has enviado a raíz de tu paso por Gure Ahaleginak, es verdad que lo vivimos y lo cuidamos y cuando las cosas se hacen bien y con cariño es fácil transmitir.
Cuando pase el tiempo y todo los que estas pasando quede atrás brindaremos de verdad para la imagen y para adentro.
Gracias a los dos grupos porque vosotros sois los que hacéis que Gure Ahaleginak txakolina sea una realidad.
Joseba tienes una gran familia.
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