Ayer el Arenal de Bilbao se vistió de gala, para acoger a las 25 bodegas procedentes de La Rioja. Una tierra privilegiada con diferentes suelos y climas y distintas técnicas de elaboración hacen de La Rioja no sólo tierra con nombre de vino, sino que sea conocida por su diversidad vitícola, como la tierra de los mil vinos. Vinos de Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Baja deleitaron los tres sentidos que enofilos y profesionales utilizamos a la hora de disfrutar con una copa de vino en la mano: Vista, Nariz y Boca. Y algunos tuvimos un valor añadido que es el de charlar con los propios bodegueros que se acercaron al Arenal como mi buen y viejo amigo César del Rio con sus grandes vinos de Cordovin.
Julio de Briñas que estaba representando a la Bodega Florentino Martinez de la misma zona.
El mejor cava de Rioja de Benito Escudero Abad de Grávalos, que disfruté en compañía de su comercial, -"una explosión de burbujas en boca" - porque Amador, al que tengo el placer de conocer desde hace muchos años, no pudo desplazarse a Bilbo.
Desde Haro pasando por Logroño y hasta Alfaro lo mejor de esa tierra Riojana se dio cita junto a reposteros de Quel, como los fardelejos de Alicia, famosamente conocidos en el mundo entero y que en esta ocasión estaban representados por uno de sus hijos. Desde aquí mando un saludo de parte de Arkaitz y mio para Alicia y su marido con el deseo de que siga haciendo cachabas. Agricultores que acercaron lo mejor de sus huertas las hortalizas en conserva a la Villa de Bilbao, así como sus afamados chorizos, y patés.
No faltó tampoco un par de clásicas bilbainadas, La primera fue poner bolsa a ciertas copas que fueron a parar a manos de no se qué autoridades. Y la segunda bilbainada poner una copa cualquiera, en lugar, de la Copa de Rioja porque La Rioja se distingue hasta en eso: en tener copa propia. Los Bilbainos no sé, pero los que bajamos de la Ciudad y sólo hay una en Bizkaia, hubiésemos pagado un poco más por la copa riojana, unos pequeños detalles a tener en cuenta y el resultado final se hubiese agrandado como "un gran vino tinto riojano en su propia copa"
Un día brillante en todos los sentidos, la climatología nos acompañó durante toda la jornada y sí, unos vinos para recordar como aquel primer beso con el que nos enamoramos y que nunca se olvida.
La Dama del Txakolí tiene el privilegio de ser cofrade del vino de Rioja.
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