Antes de ir a cenar al hotel Mercure, pudimos pasear por la Ciudad de Burdeos y contemplar, esas pequeñas cosas que no tienen precio, como el vídeo que hice con mi maravillosa cámara fotográfica y las fotografías que dejo.
De la comida y cena del sábado en el hotel, mejor pasar por alto, ahora entiendo porqué los franceses están delgados, sin embargo, la cama era amplia y con un colchón que invitaba a dormir. A su favor también diré que estuvimos en mesas redondas donde todos pudimos hablar y vernos.En estas vida siempre hay que ser y pensar en positivo, si yo viviera en Burdeos, estoy segura que andaría mejor, porque no vi a gente con cachaba o muletas y la respuesta yo misma, a lechuga, tomate y pepinillos sin aceite y vinagre. A continuación un plato con dos piezas de pollo y eso sí, acompañado de espaguetis, que mientras los pinchas y das vueltas, evidentemente comes más lento y te llenas.
Y para finalizar: un trocito de tarta (quesada) para comer y cenar eso sí, -le cambiaban el líquido añadido- y una sabía a naranja y la de la noche, con sabor a limón. Eso sí regado con agua natural, agua con gas, y vino tinto "muy corrientito" de Burdeos.
Resumiendo que como en "casa" no se come en ningún sitio. Y para finalizar llegué a mi Orduña querida con un kilo y medio menos. Si ya digo me tenía que haber perdido dos meses en Burdeos para arreglar la avería que tengo. !Ou lala!
1 comentario:
No había visto el vídeo!!era tal y como lo describisteis!
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